martes, 23 de agosto de 2011

Facturas con Código Bidimensional del SAT

La noticia de la facturación electrónica me trajó un poco de dolor de cabeza cuando fue anunciada ya hace varios meses. Me consolé con que solo es obligatoria para las grandes empresas (por el momento) aunque al mismo tiempo la idea de deshacerse de aquel viejo paquete de facturas hechas en imprenta que ocupan espacio innecesario y siempre se pegan con la humedad me pareció tan atractiva que decidí investigar la manera de hacerlo. La leve esperanza que tenía, sin embargo, de poder comprar el software necesario para implementar este nuevo sistema se esfumó por completo cuando me dí cuenta de que por el momento no podemos darnos el lujo de costearlo. El Sr.Contador, además, se tomó la libertad de decirme que no podíamos pagar por el software que yo quería porque realmente no era necesario considerando el monto de nuestras ventas (Seguimos siendo Micro, lo sé) así que finalmente desistí de la idea. 

El asunto no hubiera sido más que otra anécdota-quita-tiempo si esa misma semana no hubiera comprobado con terror que nuestro mohoso paquete de facturas estaba llegando a su fin. Quedaban cinco cuando me dí cuenta, tres al día siguiente y dos cuando la impresora decidió comerse una por diversión. Asustada por la persspectiva de quedarme sin facturas, llamé a mi imprenta favorita para pedirle cuanto antes otro paquete de pegajosas hojas pero el encargado mee dijo que antes tenía que mandarle mi código bidimensional. 

-¿Mi código bidimensional-le dije-¿Y eso con qué se come?

-Pregunte en el SAT-me contestó el amable impresor antes de colgarme después de decirme rápidamente que tenía trabajo.

Decidí preguntarle a mi mejor asistente a qué se referia: Sr. Google me hizo llegar a un montón de videos engorrosos del SAT donde explican todos los requisitos. No me gusta ver videos de trámites, me parece una tortura prolongada pero ya que tuve que hacerlo, después de un rato pude imprimir y tener listos todos los requisitos necesarios. Aparte mi cita para el día siguiente a las 8:40 de la mañana (¡Bien por el SAT y su sistema de citas por internet!) y lleve todos los papeles necesario, no tan necesarios y casi ridículos que me solicitaron. A las 10 o quizás antes ya salía yo con mi código bidimensional después de que casi me sacaran sangre y tomaran las huellas digitales de todos mis dedos. 

Iba ya rumbo a la imprenta cuando recordé que un amigo me había comentado que podía imprimir mis facturas por mi propia cuenta si ya contaba con el código bidimensional. Decidí hablarle para preguntarle y efectivamente ¡el paquete mohoso no era requerido! unicamente tenía que solicitar mi código en la web del SAT recordando en que factura impresa me había quedado y hacer mi propio diseño de facturas cumpliendo con lo necesario (El Sr.Contador me ayudó con ello). 

Lo genial del asunto es que puedo imprimir mis propias facturas conforme las voy necesitando, el diseño es más personalizado que nunca y, lo mejor de todo, puedo imprimir la factura completa sin necesidad de estarle atinando con la impresora al mismo tiempo que se facilita el archivo digital de las mismas.

La factura digital tendrá que esperar un poco pero mientrás, esta nueva modalidad con código bidimensional sirve bastante.